La colección propone una base de piezas neoclásicas y atemporales. Los arquetipos se examinan, se delinean y se ratifican en una colección compuesta por formas eternas de repercusión constante. Pulseras en forma de serpiente, motivos de corazones, collares de cadena o gargantillas de cinta: estas siluetas y formas características de la alta joyería son también signos y significantes de afecto y amor. El oro es el protagonista: este material verdaderamente eterno, antiguo, atemporal y siempre apreciado se usa en su verdadera forma y color, la de un metal honesto que refleja la transparencia de las cadenas de suministro de Prada.
El propio arquetipo de Prada, el triángulo, está presente en cada pieza para destacar la afinidad entre este emblema y las facetas de los diamantes. El triángulo aparece en los cierres, pendientes y colgantes, mientras que sus ángulos forman eslabones de cadena, corazones o la cabeza de una pulsera de serpiente. Las proporciones se redefinen, y se exagera el tamaño de colgantes y eslabones para impactar. Estas piezas de joyería expresan fuerza, presencia y pasión.